El viento estaba congelado, inmovil. No duró mucho tiempo así. Comenzó a moverse lentamente, brisa, nostalgia, temblor, muchas cosas pasaban en este escenario. ¿Cómo fue que lo hice? En realidad no es tan complejo y quizá no fue muy inteligente, igual no me atrevo a llamarle astucia, fueron una serie de eventos que provocaron la peor reacción posible.
Hubo muchos conflictos, desesperación, inquietudes, nada parecía encajar con el orden natural al que estaba acostumbrado. Todo estaba bien, por fuera, pero, por dentro, era tan malo que no se podía expresar. Fue impotencia, ira, alguna vez... ahora era una caja de pandora que amenazaba con abrirse en cualquier momento; el problema aquí era que no sabía lo que contenía. Ese inquietante movimiento interno crecía más y se apoderaba de todo a su paso.
Cuando algo consume es más veloz que una llama, pero es tan lento como un caracol, paradójico ¿no? Ni siquiera podía llorar, era como si algo estuviera obstruyendo el camino. Tal vez me arrepienta, tal vez no debería hacer lo que estoy pensando. Sale tanto de personaje. Quise creer que podía manejarlo pero no fue así. Vi como el color frente a mi se volvió azul, gris, frío. Fue un día realmente frío.
Me di cuenta que tenía todo el poder que buscaba en mis manos. El viento soplaba con fuerza. La vi, sola, esperandome, me acerqué y hablé con ella un rato. Normal. Lo siguiente que supe fue que ya casi no estaba. Su aliento, hecho visible por el clima, susurró: "¿por qué haces esto?", yo respondí: "porque... me dejas". Y eso fue todo, con un par de miradas, y un movimiento fugaz de mis manos por su cuello, la pesadilla había terminado, pero también el más encantador sueño que jamás tuve. Fue torpe, pero un poco astuto, imprevisto. Frío.
7/5/10
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